lunes, 19 de enero de 2015

LA VIDA Y LA MUERTE EN LA PUNTA DEL LÁPIZ


Así, Escribir es una suerte de equilibrio entre los máximos extremos humanos: nacer y morir, morir y nacer. La grandeza de la literatura reside en la belleza como valor absoluto, y gestar y parir belleza siempre tuvo un alto precio en vida, soledad, esfuerzo, salud y compromiso del cual sale peor parada la parte más humana del autor. Por consiguiente, nada es sencillo en orbe literario para nuestra diminuta condición perecedera aunque sólo desde ella pueda ver la luz la obra de arte y la única razón irrefutable del denuedo imprescindible resida en que no se pueda vivir en su ausencia.

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