lunes, 19 de enero de 2015

POETA, POEMA, POESÍA


            Ya Pessoa plantease que el poeta se provoca el detonante creativo, para escribir lo que siente e inducir en otros lo que él no puede experimentar. Deduzcamos por tanto que todo ello se compone de tres pasos: lo poeta – lo poema – lo poesía. No  es casualidad que exista correspondencia directa con las tres personas gramaticales: lo yo – lo tu – lo él o ella. Por consiguiente, “lo poeta” abarca al ser humano emocionado que engendra el origen del poema cuando aún es sólo una quimera. “Lo poema” aquilata el objeto sustantivo en que la palabra (materia prima) sometida a presión y percusión técnica toma “corpus” en virtud de darle física a la emoción. Al fin, “lo poesía” será el contagio de la carga emocional que el cuerpo gramatical contiene, algo así como la relación que existe entre el explosivo y su deflagración. Claro está que el aglutinante es el imprescindible proceso creativo y reproductivo de la poética común a todo arte.
            Entonces es obvio discernir que sólo “lo poema” posee una entidad física, ya que “lo poeta” fuera de su exclusiva función deviene en autor como legítimo representante de un ente efímero y “lo poesía” queda al libre albedrio de aquellos individuos que se sometan a tales influencias.
            Una vez llegados a este punto, no puedo dejar al pairo el analfabetismo con el cual se producen la mayoría de los autores, una buena parte de los críticos y esa masa amorfa y pretenciosa de aficionados que con sus composiciones hagiográficas y su furtivismo sensiblero siquiera le es posible caer en la cuenta.
              Desechemos pues la confusión y la ignorancia como equivalentes de la libertad creativa, sobre todo porque la literatura es imposible sin un ejercicio extremo de libertad.
ÍA

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